Michelin: best seller de la carretera

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Los mapas de papel cumplen su primer siglo de vida con una salud de hierro. Michelin vende 14 millones de ejemplares al año pese a los navegadores

Un atlas medieval de un geógrafo árabe Muhammad al-Idrisi fue el mapa más exacto que hubo del mundo conocido durante nada menos que tres siglos. Una vigencia que contrasta con el año escaso que tarda en ser actualizado un mapa de carreteras de hoy en día.
Pero aunque no lo parezca, aquel atlas de 1154 y los actuales siguen teniendo mucho en común.


El proceso básico para la elaboración de una carta geográfica no ha cambiado mucho aunque los medios técnicos lógicamente no tienen nada que ver


dice Fernando Rubiato, director de Mapas y Guías de Michelin.
La cartografía fue hasta bien entrado el siglo XIX una ciencia circunscrita a un reducido círculo de iniciados.

La población apenas viajaba y los únicos realmente interesados en conocer las características del territorio eran los militares, que en ocasiones daban a sus cartas geográficas rango de secreto de estado para evitar que cayesen en manos del enemigo.

La aproximación de los mapas al gran público empezó cuando Michelin decidió hace un siglo editar planos de carreteras para que los automovilistas de la época tuviesen una referencia a la hora de diseñar sus itinerarios.

La empresa troceó el territorio francés en 47 cartas que salieron a la venta en soportes de papel y tela al precio de 1 y 2 francos respectivamente. La iniciativa fue un éxito que sorprendió incluso a sus propios promotores.

Hay que tener en cuenta que fue un producto revolucionario porque en el mercado no había nada parecido», recuerda el responsable de Mapas de la multinacional gala.


Plegado en acordeón


En aquellos primeros planos dibujados y rotulados a mano estaba el embrión de lo que ha sido luego el lenguaje de los mapas de carreteras.

Las cartas, que se doblaban en forma de acordeón, un sistema patentado por la firma francesa, indicaban las principales carreteras y señalaban además detalles como el firme que tenían (adoquín, asfalto, tierra...) o los kilómetros que había entre una y otra localidad.

Incluso los recorridos más pintorescos desde el punto de vista turístico aparecían bordeados en verde, una práctica que aún se mantiene vigente.

El fulgurante éxito de los primeros mapas de carreteras en Francia llevó a los responsables de Michelin a probar fortuna en otros países. En 1918 editan la primera carta de Gran Bretaña y en 1921 hacen otro tanto con España.

Son trece mapas de diferentes zonas geográficas de la Península que se vendieron a dos pesetas los de papel y a cuatro los de tela. Hubo que esperar diez años para que la totalidad del territorio peninsular apareciese recogida en un plano. Aquel mapa editado por primera vez en 1931 es el precedente del plano actual de España y Portugal, el producto estrella del surtido cartográfico de Michelin en el mercado español, con unas ventas de 350.000 ejemplares anuales.
La irrupción de la cartografía virtual, en especial la incorporación de navegadores en buena parte de los vehículos, se ha dejado sentir en el mercado de los mapas de papel. Desde Michelin, sin embargo, aseguran que el plano de siempre conserva una salud de hierro.

El papel no va a desaparecer nunca pronostica el director de Mapas de Michelin porque tiene ventajas claras como la de ser mucho más asequible que cualquier navegador u ofrecer una visión de la zona mucho más completa que cualquier instrumento informático.


Las cifras de ventas, que harían palidecer de envidia a cualquier editor de 'best seller', arropan ese punto de vista: la multinacional francesa coloca cada año en el mercado mundial la friolera de 14 millones de mapas, 1,2 millones de ellos en España.


No sorprende que el país que recibe el mayor número de turistas del mundo sea también el que mayor interés cartográfico despierte. La carta nacional de Francia está a la cabeza de los mapas más vendidos en todo el mundo.

En España, cuentan desde Michelin, la cultura cartográfica es mayor en la zona norte y prueba de ello es que el mapa de más éxito después del nacional es el que recoge en detalle las comunidades de Cataluña y Aragón en torno a los 75.000 ejemplares anuales.

Otras cartas que se han convertido en pequeños 'best seller' pertenecen a lo que se conoce como Colección Zoom y recogen a muy amplia escala fragmentos del territorio como la Costa Brava, la Costa del Sol y Galicia.

El último éxito editorial de esa serie ha sido un mapa específico del Camino de Santiago del que se llevan vendidos más de 10.000 ejemplares.


La hegemonía de la empresa francesa en materia cartográfica es indiscutible. Desde la madrileña La Tienda Verde, una de las principales librerías de viajes del país, confirman que sus planos lideran con holgura el mercado y que el único que se aproxima -a una distancia considerable-es el mapa oficial de Carreteras que edita el Ministerio de Fomento.


Pero se trata ya de otro formato de publicación, tipo libro, y además el Atlas de Michelin, que sería su equivalente, está también por encima en ventas, puntualizan desde el comercio. Aunque no hay datos oficiales, se calcula que en España se venderán al año unos dos millones de mapas.


Cálculo de rutas


Los expertos pronostican que el futuro de la cartografía pasa por combinar el papel con las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías. La última tendencia es incorporar a los mapas códigos que activan la recepción de información actualizada a través de dispositivos como el IPhone.

La generalización del uso de las páginas de internet para la planificación de recorridos es una muestra evidente de que el espacio virtual se ha convertido en una herramienta insustituible para miles de automovilistas.

Desde Michelin, que también se ha situado a la cabeza en este terreno, explican que el cálculo de itinerarios es la principal consulta que realizan los usuarios de su página web.

Los mapas se actualizan cada año. El departamento de cartografía de la empresa francesa está formado por 125 personas, tres de ellas en España. El sistema de trabajo es simple.

Uno de los especialistas cuenta el responsable de Mapas se encarga de actualizar la documentación mientras que los otros dos verifican la información sobre el terreno y están desplazándose permanentemente.

Los datos que existen en la base se cruzan con las novedades que se recaban de las instituciones para incorporar aspectos como la fecha de apertura de un nuevo tramo de autovía o el horario de cierre de una frontera de montaña en los meses invernales. Pequeños detalles que pueden hacer que un viaje sea un éxito o naufrague.
 
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