La primera computadora conocida creada por el ser humano.

Kalibula

Nuev@ Applesan@
Octubre de 1900, costa de la isla de Anticitera. Una fuerte tormenta ha dejado aislado el barco del capitán Kondos, por lo que mientras esperan a que amaine, los buceadores recolectores de esponjas deciden echar un vistazo a la zona. Elías Stadiatos vuelve de la inmersión asustado, hablando de extraños cuerpos de hombres y animales pudriéndose en el fondo.

Lo que había descubierto realmente eran los restos del naufragio de un pecio romano, entre los que había estatuas de mármol y cobre, ánforas y utensilios de la época, tesoros que llevaban más de dos mil años esperando ser encontrados. Pero había algo más entre los restos.....


Algo realmente peculiar: la que podríamos considerar la primera computadora conocida creada por el ser humano.

El descubridor del extraño artefacto fue Valerios Stais, que en 1902 localizó los primeros fragmentos del curioso mecanismo hecho de bronce y compuesto por varios engranajes; se localizaron 30, pero en principio se habla de que tendría por lo menos 35 aunque algunos suponen que podría llegar a tener hasta 72. A lo largo de los años se fueron encontrando más fragmentos con los que se ha podido ir determinando finalmente cual era su función real. El dispositivo estaba colocado en una caja de madera, con tapas, y estaba lleno de inscripciones en griego que servían como manual de usuario del mecanismo.

Cuando una fecha era introducida mediante una manivela lateral, no encontrada entre los restos, el aparato mostraba mediante varias esferas frontales la posición del Sol, la Luna, y otra información astronómica, como la posición de los planetas o la de algunas estrellas, eclipses lunares y solares, las fechas de los juegos olímpicos, etc., todo ello basado en el modelo geocéntrico y sumando los conocimientos astronómicos griegos, egipcios, mesopotámicos y levantinos.

Con este pequeño aparato (se supone que medía 34x18x9 cm) se podía viajar a cualquier lugar y tener un calendario lunisolar preciso en todo momento, predecir las estaciones, los periodos de siembra y de cosecha; ser, en definitiva, la herramienta perfecta para cualquier científico de la época.

Resulta increíble pensar lo avanzada que podía estar realmente la tecnología en el año 100 a. de C. y lo lamentable que es que no haya llegado hasta nuestros días ninguna otra maravilla como esta, tardándose más de 1500 años en volver a crearse algo con tal precisión. Pero por lo que sabemos por la De Republica de Cicerón, está no fue la única máquina de engranajes de la época. Arquímedes llegó a contruir a finales del siglo III a. de C. dos planetarios de mesa que predecían los movimientos de la Luna, el Sol y los cinco planetas conocidos por aquel entonces, que quizás fueran los antecesores de la máquina de Anticitera. Dichos mecanismos fueron llevados a Roma tras la muerte de Arquímedes en el asedio de Siracusa y ahí se les pierde la pista. Solo podemos dejar llevarnos por la imaginación y soñar como hubiera sido la historia del mundo si estos primitivos ordenadores analógicos se hubieran desarrollado y expandido por todas las civilizaciones de la antigüedad. Quién sabe que nivel tecnológico podríamos tener hoy en día.


Vía | La Pizarra de Yuri
 

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