maxim
@maxim_apps
El Rafita se ríe de nuestro sistema penal
Pocos casos generan tanta alarma y muestran tan a las claras los fallos de nuestro sistema judicial como el historial delictivo de El Rafita.
El joven, uno de los asesinos de Sandra Palo, volvió a ser detenido ayer tras intentar robar un coche en Madrid.
Es la cuarta vez que le arrestan desde que salió del centro de internamiento, en régimen de libertad vigilada. Pero con la misma facilidad con la que entra por una puerta de la comisaría sale una y otra vez por otra.
Una auténtica burla a la Justicia, porque nuestro ordenamiento no contempla el ingreso en prisión por delitos considerados menores como los hurtos y robos protagonizados por El Rafita, pese a que éste ha ejercido violencia en muchos de sus pillajes.
Ante este inaceptable panorama no cabe duda de lo urgente que es una profunda reforma legal. Primero, para modificar un Código del Menor a todas luces deficiente, que permite al delincuente una libertad vigilada tan cómoda que nadie le vigila. Y segundo, para que la reiteración de delitos como los de El Rafita lleven aparejado el ingreso automático en la cárcel. Lo contrario es amparar la impunidad.
El Mundo
Pocos casos generan tanta alarma y muestran tan a las claras los fallos de nuestro sistema judicial como el historial delictivo de El Rafita.
El joven, uno de los asesinos de Sandra Palo, volvió a ser detenido ayer tras intentar robar un coche en Madrid.
Es la cuarta vez que le arrestan desde que salió del centro de internamiento, en régimen de libertad vigilada. Pero con la misma facilidad con la que entra por una puerta de la comisaría sale una y otra vez por otra.
Una auténtica burla a la Justicia, porque nuestro ordenamiento no contempla el ingreso en prisión por delitos considerados menores como los hurtos y robos protagonizados por El Rafita, pese a que éste ha ejercido violencia en muchos de sus pillajes.
Ante este inaceptable panorama no cabe duda de lo urgente que es una profunda reforma legal. Primero, para modificar un Código del Menor a todas luces deficiente, que permite al delincuente una libertad vigilada tan cómoda que nadie le vigila. Y segundo, para que la reiteración de delitos como los de El Rafita lleven aparejado el ingreso automático en la cárcel. Lo contrario es amparar la impunidad.
El Mundo