pelopotero
Nuev@ Applesan@
Cómo hacer bien una entrevista de trabajo
La temida entrevista de trabajo, siempre determinante a la hora de conseguir un nuevo empleo, es una etapa que no se improvisa. Desde la preparación de las posibles preguntas, pasando por el comportamiento que hay que adoptar... Nuestros consejos para poner todas las posibilidades de tu lado.
Lo que está en juego
Si la calidad del CV y de la carta de motivación es importante, la entrevista de trabajo es, si cabe, más decisiva ya que en ella se establece un primer contacto con la empresa. Ya tengas experiencia o seas novata, es primordial prepararla minuciosamente con el fin de mostrarte lo más convincente posible.
El entrevistador va a tener que juzgar rápidamente tu personalidad y tus capacidades de responder a sus expectativas.
Se analizará no sólo lo que vas a decir sino también la forma en que vas a hacerlo.
Además de mostrar que tus habilidades están acorde con lo que busca, también tendrás que probar tu capacidad de comunicar bien y de argumentar tus comentarios. En resumen, todo un arte que conviene que prepares con el fin de que te sientas más segura de ti misma, de tu recorrido y de tus ambiciones en el seno de la empresa. Sería una lástima, tanto para ti como para la empresa, malgastar una posible colaboración satisfactoria por falta de anticipación...
¿Cómo prepararse?
- Lo primero, infórmate acerca de la empresa y del puesto al que aspiras. Dicho de otro modo, apréndete de memoria la oferta de empleo. A la pregunta “¿por qué está interesada en nuestra oferta?”, no será suficiente con responder que un amigo te ha hablado de ella y que parece que te conviene el puesto. Se tratará más bien de tomar conciencia de las exigencias del puesto y de mostrar que eres la candidata ideal.
- Acuérdate también de aprenderte algunos datos de la empresa y de su funcionamiento. Su actividad, su tamaño, sus cifras clave, el nombre de sus dirigentes y la coyuntura del mercado en el que evoluciona... No dudes en multiplicar tus fuentes de información, tales como el INEM, las cámaras de comercio e Internet (páginas de información generalista, económica o incluso la web de la empresa en cuestión, si es que tiene).
- A continuación, haz tu propio balance profesional. Para ello, coge tu CV y entrénate resumiendo lo que has aprendido previamente (gestión de empresas, diversos programas). Hay que poder explicar claramente la lógica de tu recorrido (por qué estos títulos, estas prácticas además de estas colaboraciones precedentes). Todo en unos pocos minutos de exposición. No dudes en simular una entrevista delante de una persona ficticia o de un amigo.
- La dimensión personal también es importante. No es raro que una empresa haga hincapié en este tipo de cuestiones: ¿Está casada? ¿Tiene hijos? ¿Tiene intención de tenerlos? ¿Cuáles son sus virtudes y sus defectos? En lo que respecta a los hijos, si no tienes, simplemente puedes decir que deseas tener pero no en seguida. Por lo que concierne a tus virtudes, destaca el rigor, el dinamismo y la reactividad. De los defectos, no tienen que suponer ninguna traba para la buena marcha de tu colaboración: evita los “desordenada”, “muy ansiosa”, “despistada”...
Por último, da algún detalle de lo que te gusta hacer en tus ratos de ocio, ya que ayuda al entrevistador a delimitar tu personalidad.
¿Cómo comportarse durante la entrevista?
Llega el día D. Deja sitio a las cosas serias. Debes prestar atención a lo siguiente:
• La presentación: es importante ya que es lo primero que percibe de ti el entrevistador. Para que sea sensible a tu actuación procura cuidar tu aspecto, eligiendo ropa de buen gusto, no demasiado extravagante y sin colores chillones. Escoge, por ejemplo, un traje de chaqueta. Los vaqueros también van muy bien en una entrevista, con la condición de que vayan acompañados de una blusa, zapatos finos y algunos complementos discretos. Descarta por completo las minifaldas, la ropa demasiado amplia (signo de una falta de seguridad y de negligencia) y los motivos fantasía. Lo mismo para el peinado y las joyas. Opta por el pelo recogido o bien liso y olvida los tintes chillones. Acuérdate también del reloj, que añade un toque de seriedad.
• La forma: otro detalle que marca la diferencia es tu cara. Es inútil que te des sesiones de rayos UV o que acudas a una entrevista a la vuelta de tus vacaciones en el trópico. Un tono de piel bronceado no es a la fuerza el mejor efecto para que nos encomienden un puesto. Idem si tienes ojeras y la cara cansada. ¿Se tiene ganas de dar responsabilidades a una persona que quizá ha pasado la noche de fiesta? Opta más por una alimentación equilibrada, deporte para relajar las tensiones y suficientes horas de sueño.
• El autocontrol: las manos húmedas, los tartamudeos y las dudas entre dos respuestas... Atención también a estos pequeños signos que pueden molestar al entrevistador. Si estás angustiada, piensa en la relajación. Unas sesiones de reflexología, de sofrología o de yoga pueden ser beneficiosas para aprender a controlar tu angustia.
• Un buen argumento: ¿Por qué dejó esta escuela antes de la obtención del título? ¿Cómo explicar esta repetición de curso? ¿Por qué su contrato temporal no se transformó en uno indefinido? Es natural que te hagan todas estas preguntas y tienes que responderlas. Es cosa tuya el adaptar tus explicaciones al contexto. Por ejemplo, si la empresa que te tenía contratada ha tenido dificultades financieras, no hay ninguna vergüenza en decirlo. Por el contrario, si no te entendías con tu superior, sé prudente y procura buscar frases más evasivas (“deseaba poner fin a este contrato porque quería explorar otros horizontes”). En cambio, evita imperativamente la mentira o la exageración: una promoción conseguida en un tiempo récord, la puesta en marcha de un proyecto inexistente... ¡Cuidado, porque el entrevistador puede llamar a tu antigua empresa para verificar tus declaraciones!
• Los puntos débiles: en lugar de negarlos bruscamente, habla de ellos explicando que has sabido afrontarlos, incluso deshacerte de ellos. Por ejemplo, si eres tímida, argumenta diciendo que esto nunca ha supuesto un freno en tu eficacia. Y además no olvides que tu entrevistador es una persona como tú. No tienes ninguna necesidad de ponerte en situación de inferioridad frente a él.
• La puntualidad: el respeto a los horarios también es crucial. Unos minutos tarde a causa de los atascos, la dificultad en encontrar sitio para aparcar o incluso un incidente en el metro... Quizá tengas buenos motivos para llegar tarde pero un entrevistador no lo perdonará. Así, lo mejor es calcular tu itinerario y prever más tiempo. Si llegas antes vete a esperar al café de la esquina. En caso de retraso, piensa al menos en anticiparte y excusarte, a fin de apaciguar las cosas... En fin, lo ideal es llegar diez minutos pronto para facilitar tu concentración
La temida entrevista de trabajo, siempre determinante a la hora de conseguir un nuevo empleo, es una etapa que no se improvisa. Desde la preparación de las posibles preguntas, pasando por el comportamiento que hay que adoptar... Nuestros consejos para poner todas las posibilidades de tu lado.
Lo que está en juego
Si la calidad del CV y de la carta de motivación es importante, la entrevista de trabajo es, si cabe, más decisiva ya que en ella se establece un primer contacto con la empresa. Ya tengas experiencia o seas novata, es primordial prepararla minuciosamente con el fin de mostrarte lo más convincente posible.
El entrevistador va a tener que juzgar rápidamente tu personalidad y tus capacidades de responder a sus expectativas.
Se analizará no sólo lo que vas a decir sino también la forma en que vas a hacerlo.
Además de mostrar que tus habilidades están acorde con lo que busca, también tendrás que probar tu capacidad de comunicar bien y de argumentar tus comentarios. En resumen, todo un arte que conviene que prepares con el fin de que te sientas más segura de ti misma, de tu recorrido y de tus ambiciones en el seno de la empresa. Sería una lástima, tanto para ti como para la empresa, malgastar una posible colaboración satisfactoria por falta de anticipación...
¿Cómo prepararse?
- Lo primero, infórmate acerca de la empresa y del puesto al que aspiras. Dicho de otro modo, apréndete de memoria la oferta de empleo. A la pregunta “¿por qué está interesada en nuestra oferta?”, no será suficiente con responder que un amigo te ha hablado de ella y que parece que te conviene el puesto. Se tratará más bien de tomar conciencia de las exigencias del puesto y de mostrar que eres la candidata ideal.
- Acuérdate también de aprenderte algunos datos de la empresa y de su funcionamiento. Su actividad, su tamaño, sus cifras clave, el nombre de sus dirigentes y la coyuntura del mercado en el que evoluciona... No dudes en multiplicar tus fuentes de información, tales como el INEM, las cámaras de comercio e Internet (páginas de información generalista, económica o incluso la web de la empresa en cuestión, si es que tiene).
- A continuación, haz tu propio balance profesional. Para ello, coge tu CV y entrénate resumiendo lo que has aprendido previamente (gestión de empresas, diversos programas). Hay que poder explicar claramente la lógica de tu recorrido (por qué estos títulos, estas prácticas además de estas colaboraciones precedentes). Todo en unos pocos minutos de exposición. No dudes en simular una entrevista delante de una persona ficticia o de un amigo.
- La dimensión personal también es importante. No es raro que una empresa haga hincapié en este tipo de cuestiones: ¿Está casada? ¿Tiene hijos? ¿Tiene intención de tenerlos? ¿Cuáles son sus virtudes y sus defectos? En lo que respecta a los hijos, si no tienes, simplemente puedes decir que deseas tener pero no en seguida. Por lo que concierne a tus virtudes, destaca el rigor, el dinamismo y la reactividad. De los defectos, no tienen que suponer ninguna traba para la buena marcha de tu colaboración: evita los “desordenada”, “muy ansiosa”, “despistada”...
Por último, da algún detalle de lo que te gusta hacer en tus ratos de ocio, ya que ayuda al entrevistador a delimitar tu personalidad.
¿Cómo comportarse durante la entrevista?
Llega el día D. Deja sitio a las cosas serias. Debes prestar atención a lo siguiente:
• La presentación: es importante ya que es lo primero que percibe de ti el entrevistador. Para que sea sensible a tu actuación procura cuidar tu aspecto, eligiendo ropa de buen gusto, no demasiado extravagante y sin colores chillones. Escoge, por ejemplo, un traje de chaqueta. Los vaqueros también van muy bien en una entrevista, con la condición de que vayan acompañados de una blusa, zapatos finos y algunos complementos discretos. Descarta por completo las minifaldas, la ropa demasiado amplia (signo de una falta de seguridad y de negligencia) y los motivos fantasía. Lo mismo para el peinado y las joyas. Opta por el pelo recogido o bien liso y olvida los tintes chillones. Acuérdate también del reloj, que añade un toque de seriedad.
• La forma: otro detalle que marca la diferencia es tu cara. Es inútil que te des sesiones de rayos UV o que acudas a una entrevista a la vuelta de tus vacaciones en el trópico. Un tono de piel bronceado no es a la fuerza el mejor efecto para que nos encomienden un puesto. Idem si tienes ojeras y la cara cansada. ¿Se tiene ganas de dar responsabilidades a una persona que quizá ha pasado la noche de fiesta? Opta más por una alimentación equilibrada, deporte para relajar las tensiones y suficientes horas de sueño.
• El autocontrol: las manos húmedas, los tartamudeos y las dudas entre dos respuestas... Atención también a estos pequeños signos que pueden molestar al entrevistador. Si estás angustiada, piensa en la relajación. Unas sesiones de reflexología, de sofrología o de yoga pueden ser beneficiosas para aprender a controlar tu angustia.
• Un buen argumento: ¿Por qué dejó esta escuela antes de la obtención del título? ¿Cómo explicar esta repetición de curso? ¿Por qué su contrato temporal no se transformó en uno indefinido? Es natural que te hagan todas estas preguntas y tienes que responderlas. Es cosa tuya el adaptar tus explicaciones al contexto. Por ejemplo, si la empresa que te tenía contratada ha tenido dificultades financieras, no hay ninguna vergüenza en decirlo. Por el contrario, si no te entendías con tu superior, sé prudente y procura buscar frases más evasivas (“deseaba poner fin a este contrato porque quería explorar otros horizontes”). En cambio, evita imperativamente la mentira o la exageración: una promoción conseguida en un tiempo récord, la puesta en marcha de un proyecto inexistente... ¡Cuidado, porque el entrevistador puede llamar a tu antigua empresa para verificar tus declaraciones!
• Los puntos débiles: en lugar de negarlos bruscamente, habla de ellos explicando que has sabido afrontarlos, incluso deshacerte de ellos. Por ejemplo, si eres tímida, argumenta diciendo que esto nunca ha supuesto un freno en tu eficacia. Y además no olvides que tu entrevistador es una persona como tú. No tienes ninguna necesidad de ponerte en situación de inferioridad frente a él.
• La puntualidad: el respeto a los horarios también es crucial. Unos minutos tarde a causa de los atascos, la dificultad en encontrar sitio para aparcar o incluso un incidente en el metro... Quizá tengas buenos motivos para llegar tarde pero un entrevistador no lo perdonará. Así, lo mejor es calcular tu itinerario y prever más tiempo. Si llegas antes vete a esperar al café de la esquina. En caso de retraso, piensa al menos en anticiparte y excusarte, a fin de apaciguar las cosas... En fin, lo ideal es llegar diez minutos pronto para facilitar tu concentración